A estas alturas no necesita el gobierno abrir una investigación para determinar las causas de la brutal crecida de contagiados del Covid en Canarias. Con esta nueva pirueta justificativa, el ejecutivo de las islas pretende tirar balones fuera de lo que es su entera responsabilidad ante la ausencia de rigor de sus medidas para controlar la pandemia.

La superación de hasta los más mil casos de contagiados y varios brotes en un solo día van de la mano de la festiva y frívola gestión con la que ha actuado el ejecutivo ante la presente emergencia sanitaria en la que, con su anuencia, se promueven masivas concentraciones lúdicas y deportivas, se promueve la barra libre en bares y restaurantes, se estimulan la llegada de turistas a las islas sin control diagnóstico alguno, se modifican a la baja los niveles de alarma ligados a la incidencia, o se sacan de la manga ocurrencias tan estúpidas como inefectivas en la hostelería como aquella por la que, con carácter voluntario, los negocios podrán solicitar a los clientes el certificado de vacunación, en cuyo caso los empresarios serían premiados con carta blanca para poder incrementar  el acceso del número de clientes por encima de lo establecido en las normas de aislamiento.

No nos imaginamos a los avariciosos empresarios impidiendo altruistamente el acceso de clientela a sus negocios cuando no hace mucho, en un comportamiento miserable y cómplice con el virus, recurrieron judicialmente esa misma medida, entonces, de carácter obligatorio. El gobierno canario, al igual que su homónimo español, continúan ignorando las recomendaciones científicas y juegan con fuego pensando más en los dividendos empresariales y en los costes electorales que en la salud y la vida de los ciudadanos, y por ello, sabiéndolo, asume el coste de la extensión de la pandemia que se cuenta en sufrimiento, número de muertos y discapacitados físicos y psíquicos por las secuelas de la enfermedad.

Pero también, al provocar el aumento del número de hospitalizados contagiados con la correspondiente saturación de las urgencias, el criminal aumento de las esperas para tratamientos, hospitalizaciones e intervenciones quirúrgica de pacientes de diversas patologías no Covid. Le sigue el evitable agravamiento y cronificación de esas enfermedades con una concatenación, otra vez, de más sufrimiento y muertes de canarios.

No puede ser de otra manera: con este terreno abonado, el virus continuará extendiéndose a su antojo riéndose de las timoratas medidas del gobierno. j/b.