Un año después de la histórica manifestación del 20A —en la que cientos de miles de personas de las ocho islas denunciaron el colapso del Archipiélago—, las instituciones siguen sin asumir su responsabilidad y la situación no ha hecho más que empeorar. El modelo económico que prioriza el turismo masivo, la destrucción y la especulación continúa desangrando el territorio y precarizando la vida de quienes habitamos estas islas.
A pesar del grito multitudinario del pasado abril en todas las islas, el Gobierno de Canarias no ha adoptado ninguna medida adecuada para hacer frente a la emergencia que vivimos. Tampoco ha establecido canales de diálogo reales ni ha mostrado voluntad política de escuchar al movimiento ciudadano que impulsó la mayor manifestación de nuestra historia. Mientras tanto, la presión turística aumenta, la desigualdad crece, la especulación urbana sigue impune, las islas se colapsan y los impactos medioambientales se agravan.
Hoy la dependencia del turismo es aún mayor, la vivienda es más inaccesible que nunca, los índices de pobreza y exclusión social siguen en aumento, perdemos nuestro patrimonio natural único en el mundo a un ritmo alarmante y los macroproyectos al servicio de la especulación extranjera no cesan. Mientras, seguimos sin un verdadero cambio de modelo que garantice un futuro digno para quienes habitamos estas islas.
Frente a un modelo extractivista que nos expulsa, defendemos el arraigo, la sostenibilidad, los cuidados, las soluciones cooperativas y el derecho a quedarnos.
Por ello las organizaciones sociales que integran “Canarias tiene un límite” anuncia que el mes de mayo volverá a salir a las calles en Tenerife y hacen un llamamiento al resto de las siete islas para que se unan de nuevo en esta encomienda común.