La manifiesta debilidad asistencial del Hospital Universitario de Canarias en Tenerife y en menor medida del Hospital Insular de Gran Canaria, contrariamente a lo que algunos puedan pensar, ya viene de viejo, aunque la actual pandemia ha exteriorizado más si cabe la suma de deficiencias inversoras y carencias de todo tipo que arrastran principalmente el HUC y el área de salud que de él depende.

Al igual que ocurriese con los ejecutivos que le preceden, el actual caricato de gobierno progre, integrado por el PSOE, Podemos y NC, tiene a bien continuar pasándose por las nalgas el precepto de equidad que debe regir la gestión de la sanidad pública, principio éste que le obliga constitucionalmente a no discriminar a ningún ciudadano en el acceso a la asistencia sanitaria. Lejos de ello, la consejería sanitaria del Gobierno segrega y castiga a unos 65.000 ciudadanos que conforman la población total que asistencialmente dependen del hospital tinerfeño, frente al resto de ciudadanos que, aún con deficiencias, se encuentran acogidos al resto de hospitales canario, comparativamente, con una mayor financiación y medios. Por prolongación, un número total de 5.300 trabajadores son igualmente condenados sine die a unas condiciones laborales esclavistas al contar con inferioridad de medios para atender porcentualmente a similar número de pacientes y usuarios, situación ésta que viene creando la mantenida ola reivindicativa de sus trabajadores.

Resulta especialmente llamativa que como reacción al actual desatino de gestión, el silencio siga siendo la respuesta del gobierno dirigido por el presidente Angelito Víctor Torres, actitud esta que además de hacernos vislumbrar nuevos y negativos pronósticos, va a prolongar el actual compadreo con la sanidad privada, única beneficiaria de que las cosas vayan intencionadamente mal en el servicio sanitario público para parasitar dinero público mediante los conciertos millonarios para la asistencia a las personas que no cubre los centros del Servicio Canario de Salud.  Treta ésta que, antes, en la oposición, condenaban belicosamente los integrantes del actual gobierno progre.