La negligente gestión que sufre el Hospital Universitario de Canarias se pone de manifiesto no solo, como es sabido, en lo meramente asistencial, sino en la falta de mantenimiento de las infraestructuras y, tal como ahora ha acontecido, en los propios sistemas informáticos del centro sanitario y de su área de Salud.
Así, el pasado 11 de abril, un fallo del sistema de refrigeración provocó un recalentamiento del terminal informático que soporta el denominado programa SAP, a través del cual se gestionan las admisiones de pacientes, las consultas, sus historias clínicas, etc… dejó durante más de siete horas “a ciegas” a la asistencia sanitaria, la atención a los pacientes y la gestión del personal. ¿Una avería como hecho fortuito, imprevisible y aislado? No. Una negligencia. Porque los equipos que dan soporte a el sistema informático, deben estar dotado de las medidas de rescate suficientes y deben, al menos, estar acompañados de dos terminales más que repliquen continuamente la información para salvaguardar el funcionamiento del sistema en caso de avería en el principal servidor.
Así, también los trabajadores, otra vez fueron el blanco de la incompetencia directiva sufriendo una duplicidad de cargas laborales, por ejemplo, para la admisión de pacientes, el triaje, las consultas, los laboratorios… Tenemos que recordar que incluso las historias clínicas de los pacientes y los resultados de sus pruebas diagnósticas están informatizadas en el denominado programa SAP.
Resulta por tanto ofensivo que la nota informativa supuestamente publicada por la dirección, en la que se intenta explicar el incidente, no sólo carezca de firma que autentifique la autoría de lo que dice, sino que falta a la verdad al evadir la exposición de motivos que llevaron a los perjuicios graves sufridos el pasado día 11 de abril por pacientes usuarios y trabajadores.
Como vemos, no son sólo los problemas del Servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Canarias, agravados por la falta de respeto a los profesionales y por imponer medidas políticas y organizativas que tienen que ver con una gestión gubernamental repetidamente tóxica, y que incide con mayor virulencia en el HUC y el área norte de salud de Tenerife a causa de la discriminación presupuestaria deliberada que viene aplicando el Servicio Canario de Salud a nuestro centro de trabajo.
El conjunto tiene que ver con la baja inversión reiterada en recursos humanos, materiales e infraestructuras que llevan a ese colapso y la sobrecarga laboral, asistencial, además de la precariedad y la inseguridad jurídica que determinan la huida de profesionales, principalmente facultativos que, son despreciados por esta dirección en el contexto de una gran carencia de recursos para cubrir las necesidades reales de la población asistida y que afecta al conjunto de Servicios y Unidades.
Frente a la suma de despropósitos, solo nos queda afirmar que, el tesón de los trabajadores del HUC, ha demostrado su indiscutible eficacia, y en el otro extremo, la inoperancia de la Dirección actúa poniendo palos en la rueda a los profesionales.
Aplicando aquella teoría de “cuanto peor, mejor”, el gerente y su equipo directivo, en lugar de asumir su incapacidad e impericia para gestionar nuestro centro sanitario, y voluntariamente marcharse sin causar mayor daño a la Salud de la ciudadanía, se mantiene a toda costa en sus puestos.
Desde Intersindical Canaria entendemos que, el mejor servicio que esta dirección puede hacer a nuestro centro de trabajo es irse, por lo que, de no plantear su dimisión voluntaria, exigimos a quien corresponda, que sea cesada de inmediato por negligente y peligrosa para nuestro servicio público.