Unas mil personas se manifestaron ayer por las calles de Corralejo en defensa de los empleos del Oliva Beach, que, de no autorizarse el proyecto de reforma del hotel, se verán afectados por el ERE anunciado por Riu. «La administración da la callada por respuesta y la empresa no ha recibido ningún documento como que el proyecto esté mal. Esperamos soluciones porque, si no se aclara en septiembre, habrá un ERE extintivo en noviembre y nos vamos todos a la calle», señaló Olegario Umpiérrez, presidente del comité de empresa.

Umpiérrez dijo que, con la manifestación, se estaban dirigiendo «sobre todo al presidente del Cabildo y a los parlamentarios del PSOE y NC que están apoyando al Gobierno canario y no han sido capaces de decirle al presidente que qué pasa con el Oliva Beach». Aunque la autorización del expediente de reforma depende en último término del Gobierno central, «esto ya se ha salido de madre y tiene que solucionarlo el presidente canario, porque ellos son nuestros representantes y alguna solución tiene que haber porque somos cerca de 400 personas y esto puede ser un estallido social», añadió.

Alexandra Pérez, que trabaja en el hotel desde hace 24 años, dice que el problema «se tiene que arreglar de alguna manera», porque «hay muchos empleados y familias que dependen del hotel». Carmen López, que no trabaja en el hotel pero es clienta, opina que, «si se cierra, va a perder muchísimo turismo Fuerteventura, porque este hotel está siempre a tope». Rita González, camarera de piso desde hace 20 años en el hotel, explica que tiene 54 años y que como ella hay bastantes empleados: «Tenemos una edad y, si hacen el ERE, no sabemos dónde vamos a ir, mientras que si se hace la reforma veríamos una mejora. Estamos muy preocupados, esperamos que se autorice la reforma y que no se pierda ni un empleo».

Antonio Cruz no trabaja en el hotel, aunque sí su mujer, y acudió a la manifestación para pedir «una solución ya y que se autorice la reforma», porque «sin puestos de trabajo no se pueden pagar las facturas». Bárbara Pérez, camarera de piso en el hotel, explica que las instalaciones «están obsoletas y necesitan una reforma para darle calidad al cliente». Montserrat Guerra, vecina de Corralejo, también acudió a la manifestación para «apoyar la causa», porque «estamos hablando de 400 puestos de trabajo, no de una o dos personas que se quedan sin trabajo».

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