CATALINA DARIAS

La laxitud de las medidas de control de la pandemia y la reducción de la cuarentena a siete días agravarán este caos sanitario, social y económico sin precedentes.

No son sólo los gobiernos del estado español y su homónimo en Canarias, sino que, a falta de tomar decisiones de carácter político, se suman al cúmulo de despropósitos los tribunales de justicia.

Esto tiene como resultado una intolerable laxitud en las medidas adoptadas para cortar la ya parece que imparable transmisión comunitaria, en un contexto de falta de recursos en salud pública y servicios sanitarios peligrosísimamente colapsados, en todos los niveles incluyendo la Atención Primaria, los Servicios de Urgencias, con alta ocupación de camas de hospitalización y camas UCI, podemos concluir que, en su afán de salvar a toda costa una economía de “pan para hoy y hambre para mañana”, los máximos responsables públicos están fomentando la expansión de una patología con posible resultado de muertes que, con los conocimientos actuales, podrían ser evitables en un alto porcentaje. Si añadimos la medida para reducir la cuarentena a siete días en los casos de Covid-19, sin la realización de una prueba de infección activa negativa que confirme que la persona ya no es contagiosa, supondrá la multiplicación de contagios y brotes epidémicos en los más diversos ámbitos.

Paralelamente, al conjunto de la población, le está siendo postergada la atención sanitaria de cualquier patología y en cualquier nivel: consultas de primaria, pruebas diagnósticas, intervenciones quirúrgicas…, incluyendo las más graves, por la incapacidad del sistema para dar respuesta a pesar de la extenuante situación que llevan viviendo los trabajadores durante casi dos años. Esto también comporta sufrimiento, complicaciones e incluso muertes.

Pero que a este gobierno le preocupe más mantener una alta ocupación turística, los eventos de ocio y deportivos, minimizar las restricciones y dar un mensaje a la población de “aquí no pasa nada”, ya lo sabíamos. Que el rastreo de casos y las cuarentenas son un auténtico coladero de transmisión, también. Que el número de contagios va en alza, y no conocemos ni el 40% de los que se producen, es un hecho, incluso entre el personal sanitario, con lo dificultoso que resulta sustituirlo para mantener la asistencia. El colmo es, que ahora, oficializan que, a falta aún de un consenso científico, las personas contagiadas tengan que ir a sus puestos de trabajo o dejan de estar confinadas, a los siete días. Todo para salvar la economía y para “ahorrar” en bajas laborales.

Canarias, 31 de diciembre de 2021.

 

Catalina Darias Delgado

Coordinadora de la Federación de  Salud de Intersindical Canaria