Tras los últimos acontecimientos políticos en nuestra tierra, los representantes públicos muestran una vez más que los intereses partidistas continúan prevaleciendo sobre los de la ciudadanía.
Un ejemplo claro de esto es la situación de la sanidad pública canaria, después de décadas tras producirse las transferencias de competencias en materia sanitaria, continuamos sin dar un solo paso hacia adelante, y la misma continúa siendo un problema. La sanidad pública de la Comunidad Valencia y la de Canarias siguen siendo, por octavo año consecutivo -2016-, las dos peores de toda España.  Asignándose al Servicio Canario de la Salud una valoración de 49 puntos en una escala que va de 26 (el mínimo posible) a 106 (el máximo). Esa puntuación solo está por encima de la que obtiene la Comunidad Valenciana, que recibe un 46.
Se sigue mirando hacia la concertación como única forma de solucionar al problema, utilizando un 10% de los presupuestos para la financiación de la misma, sin valorar la optimización de los recursos públicos, manteniendo plantillas diezmadas, con unos recurso humanos hastiados por el sometimiento a jornadas de trabajos interminables, así como cuadrantes de trabajo ficticios, en los que continuamente se cambian turnos para cubrir las carencias que sufren las distintas gerencias en cuanto a personal, sin verse más allá. La situación que generan es de “pan para hoy y hambre para mañana”, esto ha llevado a una realidad en la que los trabajadores de la sanidad pública acumulan una ingente cantidad de horas por exceso de cómputo, que las gerencias son incapaces de gestionar para así saldar dicha deuda, entrando en un círculo del cual será difícil salir, si no se amplían esas plantillas reducidas hasta lo imposible.
Plantillas que a la administración le interesa mantener en situación precaria, con incrementos de actividad e interinidades, es decir, de forma eventual. Con las políticas seguidas en las ofertas de empleo públicas, queda demostrada esa nefasta gestión en materia de recursos humanos, unos procesos selectivos que se eternizan en el tiempo, habiendo transcurridos 10 años de la última OPE, la del 2007, y que en la actualidad continúa en proceso, llegando a convertir al SCS en la mayor empresa de empleo temporal en Canarias, y probablemente de Europa. Lanzo una pregunta al aire ¿qué motivo tiene la Administración para mantener las plantillas orgánicas sin actualizar? cuando por otro lado, mantiene contratos eventuales que renueva periódicamente, llevando muchos trabajadores del SCS más de diez años concadenando contratos, uno tras otro, y con la gravedad de ocupar el mismo puesto de trabajo. Todo lo anterior provoca situaciones graves en las que esta organización ha tenido que mediar, como por ejemplo situaciones de suspenso de contrato por embarazos de alto riesgo,  y que a la hora de renovar  estas mujeres embarazadas han corrido el riesgo de perder su puesto de trabajo después de años de renovaciones, por interpretar la Administración que se encuentran en situación de incapacidad temporal; esto es sólo un ejemplo de las injusticias a las que se ve sometido el personal del SCS, perdiendo sus contratos por el simple hecho de decidir ejercer su derecho a la maternidad, o que tengas la mala suerte de enfermar en el momento de la renovación de un contrato que probablemente haya venido renovando durante años.
Los problemas de la sanidad Canaria son múltiples, y se repiten cíclicamente, claro ejemplo de ello las situaciones que cada año se producen en los servicios de urgencias de los hospitales de Canarias, a lo que se suma el colapso también sufrido por las Unidades de Cuidados Intensivos, siendo estos servicios de una enorme importancia en el funcionamiento de los hospitales, que pasarán otro 25 años y no se les da la necesaria solución. Teniendo que improvisar años tras año para salir del paso, sin dar la importancia que este problema causa al usuario, provocando situaciones de inseguridad tanto a pacientes como a profesionales.
Todo esto es tan ilógico, y que podemos esperar de un gobierno que permite que dentro de su administración ocurran estos hechos.
Cómo vamos a mantener un servicio de calidad, con el trato que he descrito se da a las plantillas que se dejan la piel para ofrecer el mejor servicio posible, y por otro lado se les mantiene en situación de indefensión y siempre al borde del abismo.
Con estas políticas, este gobierno- interino por otro lado- continuamente tiene a su espalda la “Espada de Damocles” en forma de una posible moción de censura, y tiene que gobernar en minoría. Y que ha demostrado su incapacidad para mantener un servicio público, en el que la salud del ciudadano sea un objetivo común y prioritario, abandonándose las continuas luchas de poder.
La lista de situaciones adversas que el personal del SCS tiene que soportar, es tal, que no habría tiempo para describirlas todas. Pero esta organización no cesará en su lucha por el respeto a la sanidad pública, de calidad, eficiente e igualitaria para todos, para usuarios/pacientes y para los trabajadores de la misma. Pretendemos que los presupuestos sean auténticamente sociales y continúa demandando un aumento en la partida presupuestaria y una devolución de los derechos perdidos en los últimos años.