Cuando ha transcurrido casi un mes de la dimisión del equipo directivo del Hospital Universitario de Canarias por declararse incapaces de gestionar el centro sanitario y su área con el paupérrimo presupuesto que le impone el Gobierno, ninguna autoridad sanitaria ni el propio gobierno se han manifestado sobre las soluciones de futuro que aportarán al que fuese el centro sanitario con mayor prestigio de la sanidad canaria.

El déficit económico con el que este y otros gobiernos han castigado al HUC, ya era conocido y ha venido siendo denunciado en solitario, desde hace mucho tiempo atrás por esta organización sindical, motivo por el que, aunque tardío, el plante y dimisión de la dirección cesante y el pronunciamiento posterior de los mandos de Enfermería los consideramos apropiados y coherentes.

Como se sabe, Intersindical Canaria mantiene un demostrado currículo de saludable alejamiento de los mecanismos de elección de las diferentes direcciones del HUC. Tampoco cuestiona la libertad de cada cuál para asumir u optar a tareas de responsabilidades en cualquier puesto de la sanidad pública. Ahora bien, nuestro único “pero” es que quien lo haga viene obligado a mantener como principio moral la escrupulosa lealtad con la sanidad pública y la dignificación de sus trabajadores. Por ello creemos que los actuales aspirantes, independientemente de su identidad, sin haber comenzado a ejercer, ya pudiesen haber quedado desautorizados por el incumplimiento de los referidos principios deontológicos.

Y esto lo afirmamos porque solo oímos silencio cuando los trabajadores preguntan si ya cuentan los posibles aspirantes a dirigir el HUC con alguna garantía creíble y oficial de que nuestro centro sanitario y su área van a ser finalmente compensados y financiados para ofertar una asistencia de calidad y garantizar la dotación de recursos humanos y técnicos que les han sido hurtados por el Gobierno a usuarios y trabajadores. De no contar con tal premisa, recomendamos a los candidatos que desistan, porque aquí no se trata de un cambio de caras o estaturas físicas que puedan o quieran administrar similares presupuestos de miseria para continuar acumulando fracasos asistenciales, listas de espera, malestar laboral y babosos servilismos hacia el que gobierna. Al contrario, se trataría, primero de asegurarse contar con recursos con los que poder ofertar una sanidad de aceptable calidad, al tanto que desencadenar a nuestros trabajadores de las esclavizantes actividades que hoy se les imponen. Además, reiteramos, abogamos por una gerencia y unos directores que antepongan el compromiso con el servicio público a cualquier otro objetivo, personal o político.

Digamóslo claro: de estar dispuestos a continuar asumiendo miserables y calamitosos presupuestos para nuestra área sanitaria, e independientemente de su valía personal o profesional, cualquier aspirante a la actual dirección del HUC, no solo estaría traicionando la acción de sus antecesores y la denodada y digna lucha de la representación sindical; estarían además fortificando los cimientos para que el Gobierno y el SCS prolongue su criminal agravio hacia los 600.000 usuarios y pacientes a los que damos cobertura sanitaria y los más de 4.000 trabajadores que protegen la salud de aquellos. Y eso los trabajadores no lo van a permitir.