Con ese nombre, Tiempos Modernos, filmó Chaplin una obra maestra sobre la desgraciada vida de la clase trabajadora durante la crisis de los años 30 del siglo XX. Ahora que se avecinan unos nuevos años 30 parece que se repite la misma desgracia en muchos países. A veces tengo la impresión de que algunos quieren la guerra y millones de muertes para que la situación se parezca aún más. Pocos lo pueden contar tan bien como Manuel Rivas en el breve artículo que comparto a pie de página. Recomiendo mucho su lectura.

Estamos en unos tiempos en que primeros ministros europeos ¿Hay algún sitio más europeo que Hungría? sacan a sus países de la Corte Penal Internacional para agasajar mejor al genocida sionista, que llega con las manos aún ensangrentadas de la sangre de médicos y enfermeras, de niños y viejos, de hombres y mujeres. Y nadie parece dispuesto a sacar de la UE a un país que recibe al criminal y no reconoce a la Corte.

Unos tiempos en que los dirigentes europeos se gastan nuestro dinero en comprar mercenarios de la comunicación para que nos amedrenten y nos convenzan de lo bueno que es dilapidar en armas para matarnos entre nosotros: los trabajadores de Rusia contra los de Ucrania, los de Francia (allí quiere enviarlos Macrón) contra los que queden. Macrón no tiene hijas, Putin sí. Pero ningún político ni ningún rico oligarca, dejará que sus hijos sean soldados. Para morir está la chusma. Obligan a la gente a pagar ahora las armas que matarán luego a sus hijos y nietos.

Unos tiempos en que los fascistas españoles echan la culpa a España y a Europa de que el american führer nos ponga aranceles. Y nadie los corre a gorrazos. Unos tiempos en que los dirigentes compran pistolas americanas a los americanos que quieren robarnos Groenlandia. Unos tiempos en que el presidente argentino, vivir para ver, dice que Las Malvinas son británicas y nadie lo encarcela por traidor. Cuánta valentía.

Unos tiempos modernos en los que, como en los tiempos antiguos, la monarquía muestra su cara más dura ante el lacayo descarado. El monarca te pasa la mano por el lomo mientras seas el simpático cántabro que le regalas anchoas y lo invitas, con nuestro dinero, a comer marisco. Para eso sirve un presidente regional. Pero no oses levantar la testuz de las botas que lames para decirle lo que hace mal porque entonces, ¡Ay de ti 

No sé si en estos tiempos modernos el presidente de Canarias le manda plátanos al Golfo, o el de Cataluña butifarra. La de Madrid, sin duda, le mandará la reserva de una plaza en una residencia para viejos. Productos regionales. Aunque si su majestad querellante no se encuentra cómodo en la residencia, ella siempre podría invitarlo a su ático. Total, ya comparten abogada ¿Por qué no compartir casa?

Antonio Cabrera de León